domingo, 22 de mayo de 2011

SUICIDIO


Hablamos de suicidio cuando una persona se quita la vida por voluntad propia y de parasuicidio cuando una persona realiza un  acto auto-lesivo, es decir se ocasiona un daño sin  causarse la muerte, o cuando expresa  su deseo de quitarse la vida.
Son sinónimos y palabras relacionadas: autolisis, conducta suicida, intento de autolisis, gesto suicida, acto suicida, “ideación suicida”. 
HISTORIA
Se conoce la existencia de este fenómeno desde tiempos inmemoriales. Por ejemplo, en la llamada historia sagrada se recogen varios casos de suicidios, el del Rey David es el primer caso que se registra (herida por su propia espada) , además   el de Judas Iscariote (ahorcadura)  y Sansón (se tapió junto con los filisteos). También en la historia de la Grecia clásica nos encontramos con suicidios, como los  casos de Demóstenes y Sócrates, aunque este tomó la cicuta (veneno)   por orden judicial. En Roma tenemos suicidios famosos, como los de Marco Antonio y Cleopatra (se dice que por amor).  Séneca (se cortó las venas)  y Nerón también murieron “por propia mano”. En la edad media se reportan pocos casos, puede ser por la fuerte influencia religiosa que imperaba en aquellos tiempos y por que los bienes del suicida eran confiscados; se sabe que las culturas con fuerte influencia religiosa tienen menos tasa de muerte por suicidio, excepto los suicidios que se hacen para beneficio de “la causa”, como los musulmanes, que se inmolan con la intención de ganar el cielo.
Se conocen casos de suicidio colectivo, como por ejemplo el de Massada, fortaleza judía sitiada por los romanos. Cuando lograron entrar estos, todos los judíos (incluyendo niños) estaban muertos. El caso Jonestown, en 1978, fue el peor suicidio colectivo que se conozca. Murieron 900  personas de todas las edades. Un periódico recuerda el hecho:
“Debemos suicidarnos... Nos volveremos a encontrar en otro lado", aseguraba Jones, profético, desde un altar. A su lado, una olla de metal llena de líquido rojo esperaba ser consumida por sus obedientes seguidores. Era una bebida de fruta mezclada con cianuro…” lanación.com (22/05/2011)
En la literatura universal se registran casos de suicidios conmovedores, quizá el más famoso sea el de Romeo y Julieta de W. Shakespeare. Posteriormente, no hay época de la historia que no recoja suicidios de personajes célebres. Por citar solo algunos  nombremos a Adolf Hitler y su esposa Eva Braun, quienes murieron después de celebrar su boda;  Salvador Allende, se descerrajó un tiro cuando su gobierno se derrumbaba; Ernest Hemingway, extraordinario escritor y Premio Nobel, quien sufría de trastorno depresivo y se quitó la vida con un tiro de escopeta;   Virginia Woolf, novelista y Alfonsina Storni, poetiza, ambas prefirieron morir ahogadas;  Marilyn Monroe, sex-symbol de los años cincuenta optó por la intoxicación con barbitúricos. En Venezuela, se recuerdan  los suicidios  de Alirio Ugarte Pelayo, político muy destacado en su época (años sesenta) y Maye Brandt, miss Venezuela 1980, ambos con heridas por arma de fuego corta (pistola).
Se habla de “pacto de muerte” cuando dos o mas personas se ponen de acuerdo para quitarse  la vida en determinado momento y lugar.

CAUSAS Y MOTIVACIÓN

No es nada fácil sistematizar las causas que motivan al suicidio. Arnaldo Pangrazzi, revisando notas de despedida dejadas por suicidas señala las siguientes motivaciones:

Ø  La percepción de ser una carga para los demás

Ø  El sentido de desintegración personal: cuando la vida no tiene sentido.

Ø  La convicción de que no hay otra salida: todas las puertas están cerradas.

Actualmente se estudia el suicidio dentro del modelo  bio-psico-social:

I)            Punto de vista medico-biológico
En este sentido la investigación se ha realizado en el factor hereditario y en los factores bioquímicos. En cuanto al primer factor (herencia) es conocido el hecho de que existen familias donde se han producido varios suicidios. En relación con las investigaciones bioquímicas se ha detectado disminución del metabolismo de la serotonina en tejido nervioso de personas que han muerto por suicidio.

II)         Punto de vista sociológico
Todavía se siguen estudiando las teorías sociológicas  de Emil Durkheim, expuestas en su obra fundamental Le Suicide   (1897) donde establece relaciones entre el individuo y la sociedad. Para Durkheim el conjunto de relaciones viene en cuatro situaciones que provocan cuatro tipos de suicidio:

A.    El suicidio egoísta

B.    El suicidio altruista

C.    El suicidio anómico

D.    El suicidio fatalista

El Suicidio egoísta estaría causado por la falta de integración del individuo en los grupos sociales (familiares, religiosos, laborales, políticos), haciendo un culto excesivo por si mismo, aislándose de todo grupo y finalmente queda solo. Como el caso de Adolfo Hitler
El S. altruista, estaría provocado por excesiva integración al grupo (caso opuesto al anterior). Son las personas que mueren por un ideal de su grupo como las personas que hacen huelga de hambre por una causa social hasta que mueren. Como el caso de los bonzos o monjes budista que se prendían fuego en protesta contra el régimen  de Vietnam en los años sesenta.
El S. anómico, consecuencia de un colapso de las reglas sociales (anomia) en la que el individuo carente de toda referencia y de toda protección, hasta  sentirse perdido. Sus ideales, sus modelos, sus objetivos han desaparecido y el decide desaparecer con ellos. Como las personas de alto espíritu moral que viven en condiciones de desorden social.  Creo que algo así debió haber sentido Salvador Allende cuando se quitó la vida, al ver que todo su esfuerzo se había desvanecido.   
El S. fatalista, vendría causado por una excesiva regulación impuesta al individuo por parte de la sociedad (esclavitud), donde el suicidio sería un escape al sufrimiento y falta de libertad. Como el caso de mujeres extranjeras  son usadas en otros países  como prostitutas sin poder regresar a su tierra.  
III)       El punto de vista psicológico
Casi todas las escuelas o tendencias psicológicas han descrito las características de la persona con tendencias suicida. No obstante, cualquier ser humano puede convertirse en suicida si se dan las condiciones para ello, de allí que  los estudiosos de este fenómeno se interesen por definir estas condiciones. Los análisis  epidemiológicos han logrado ir delimitando los elementos que confluyen en las personas que dan tan nefasto paso.
EPIDEMIOLOGÍA
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año mueren entre 800.000 y 1.000.000 de personas en el mundo por suicidio. Esta cifra se eleva enormemente cuando se trata de parasuicidio. Por cada persona atendida en un centro de salud por estas causas, otras 5 resultan comprometidas emocionalmente.
Epidemiología del  para-suicidio o intento suicida
En Europa se atienden, aproximadamente, 500.000 personas por año por intento de autolisis. La relación mujer/hombre es aproximadamente 3-5/1. Es decir que por cada hombre que hace un intento hay 5 mujeres que lo hacen. Mientras que el suicidio consumado es mayor en hombres, es decir que los hombres son más efectivos, en este sentido.
Epidemiología del  suicidio
Las tasas de suicidio consumado varían según los países, pero en casi todos los países los casos más frecuentes son varones ancianos (60 a 70 años)
Variables socio-demográficas:
Sexo: es mucho más frecuente en el sexo masculino. Relación 3-5/1.
Edad: tiende a aumentar en las edades extremas, es decir los más jóvenes y los más viejos.
Estado civil: es más frecuente en personas solteras, solas y sin hijos.
Ocupación: es más frecuente entre las personas sin ocupación. En los periodos de recesión económica aumenta la tasa de suicidios relacionado con la falta de empleo.
Profesiones: en algunos países la profesión que tiene mayor suicidio es la de médico. En otros se registra más en artistas. En otros estudios se ve más en policías. Los que menos se suicidan son los religiosos.
Religión: los católicos y musulmanes practicantes se suicidan menos que otras religiones. Los ateos tienen un mayor índice de suicidio, lo cual hace pensar que las creencias religiosas y el miedo al castigo eterno son un freno a la conducta suicida.   

FACTORES DE RIESGO

Una conducta suicida está determinada por múltiples factores que confluyen en un determinado momento y precipitan el acto. Es labor del médico identificar con cuidado dichos factores con el fin de prever posibles comportamientos letales. Sin embargo, hay que advertir que no es tarea fácil.
En principio toda enfermedad mental debe motivar al profesional a evaluar ideas suicidas, igual que ante cualquiera situación de confusión emocional, estados de ansiedad severa, insomnio y depresión. 
Ante cualquier sospecha se debe investigar los siguientes factores:

ü  DEPRESIÓN

ü  IDEAS SUICIDAS

ü  INTENTOS SUICIDAS ANTERIORES

ü  EDAD AVANZADA

ü  SI VIVE SOLO

ü  DESEMPLEO

ü  ENFERMEDAD O DOLOR CRÓNICOS

ü  CONSUMO DE ALCOHOL, PSICOFÁRMACOS U OTRAS SUSTANCIAS

ü  ANSIEDAD, INSOMNIO, IRRITABILIDAD

ü  IDEAS DELIRANTES O ALUCINACIONES

ü  POSESIÓN DE ARMAS, VENENOS O FÁRMACOS.

ü  HISTORIA FAMILIAR DE SUICIDIO

ü  ACONTECIMIENTOS ESTRESANTES, ESPECIALMENTE SEPARACIÓN, PÉRDIDA FINANCIERA O DE BIENES, CONFLICTOS FAMILIARES
MÉTODOS
Llamamos método suicida al procedimiento que se utiliza para provocarse la muerte. Estos procedimientos son muy variados, pero a   través de la historia el más utilizado ha sido el envenenamiento y el más raro es el que utilizó Cleopatra (se hizo emponzoñar por una serpiente áspid). La ahorcadura generalmente es letal, pero se sabe que las personas que quedan vivas después de usar este método tienen más probabilidad de  intentarlo de nuevo. En la Clasificación Internacional de las Enfermedades,  decima revisión (CIE-10) se registran los métodos de suicidio y para-suicidio en las categorías de la X60 a la X84 (Lesiones auto-infligidas intencionalmente), en las  que, por cierto, no aparece el método de Cleopatra.
Es importante estudiar los métodos, por que de ello se puede deducir muchas características de la psicología del suicida y de la determinación de su acto. Por ejemplo, una persona que se lanza al vacio de una gran altura estaría más decidida a morir que otra que se toma algunas pastillas y se le atribuye mayor violencia a alguien que se hiere con un arma que a otro que se asfixia con el humo del escape de un auto.  

ENTREVISTA AL PACIENTE CON RIESGO SUICIDA

Se debe tener presente que el querer morir es una cuestión muy íntima, por ello se debe abordar al paciente en forma empática, tranquilamente sin críticas. Debe dedicarse suficiente tiempo. Antes de pasar a preguntas directas se debe establecer un buen grado de comunicación. El médico debe estar seguro que el paciente quiere colaborar.
Se debe pasar de las preguntas más generales a las específicas. Por ejemplo, después de asegurarle la confidencialidad de la entrevista se averigua el estado emocional. Iniciando siempre con preguntas abiertas: “¿Cómo se siente?”. Cuando el paciente le informe que se siente mal se le puede decir: “¿se siente tan mal que en ocasiones no quisiera vivir?”. Luego se le puede preguntar por sus ideas suicidas: “¿ha pensado en hacerse daño?”.
Hablar con un paciente sobre sus ideas o planes suicidas no es peligroso para nada, por el contrario, es erróneo evitar el tema por temor a que se suicide. A menudo el paciente se siente aliviado cuando puede hablar de ello con alguien.

LO QUE NO SE DEBE HACER:

ü  Dar consejos fáciles: “Te lo digo por tu bien” o “Sigue mi consejo”

ü  Culpabilizar o juzgar: “Le estas causando problemas a tu familia”

ü  Banalizar o decirle que le vamos a solucionar sus problemas: “No te preocupes que yo me encargo de eso” “Ya veras que  todo se arregla” “Diviértete” “Sal a pasear” “Tómate unos tragos”
ü  Decir frases vacías:”Todos llevamos una cruz a cuestas” “todos tenemos nuestros problemas” 

ü  Atacar con una lluvia de preguntas: ¿”Por qué”? “¿Cómo?” “ Cuando?” “¿Qué hiciste?”

ü  Dramatizar: “No manipules a tu familia con tus amenazas suicidas” ¿“Crees que ahorcándote vas a resolver algo?”

ü  Humillar o ridiculizar: “Lo que das es risa” “Estas loco” “Eres un ridículo”

LO QUE SE DEBE HACER:

ü  Pedir a un familiar o amigo que se mantenga cercano, física y emocionalmente.

ü  Mantener la calma: una actitud relajada.

ü  Escuchar: dar oportunidad y estimular a la persona que exprese sus quejas, angustias, miedos y dolor.

ü  Respeto y comprensión.

ü  Explorar alternativas ante los problemas manifestados.

ü  Tratamiento de los trastornos médicos y psiquiátricos.

ü  Buscar ayuda especializada.


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