Cuando sucede una crisis es como cuando ocurre un terremoto. En la superficie no se nota nada de lo que viene, pero por dentro hay fuerzas en conflicto que se contraponen hasta que “revientan” y se produce el desorden, el caos y la destrucción.
Al terminar la crisis, igual que en el temblor de tierra, las personas que la sufrieron quedan en shock: confusas, desrealizadas, absortas, perplejas, aprehensivas, asustadas. A veces no lo pueden creer: “y… ¿como me pasó esto… a mi?” suelen decir. No comprenden lo que ha pasado, sufren un descalabro en su forma de pensar, en sus creencias; en su forma de sentir, en sus gustos y en su forma de actuar. No saben que hacer y se ponen en marcha mecanismos de defensa, muchas veces desadaptativos otras tantas adaptativos. De estos mecanismos de defensa va depender, en buena medida, que salga de la crisis.
Luego viene un periodo de reconstrucción que va a durar mayor o menor tiempo dependiendo de:
La Intensidad y duración del Temblor:
Al igual que en las crisis, mientras el temblor es más fuerte y dure más, los daños serán mayores y habrá que reparar más cosas.
La Calidad de los Cimientos:
Los cimientos son los elementos subterráneos que sostienen a las estructura de los edificios, es decir, el terreno sobre el que se construyen las casas. Si ese terreno es firme, sólido, resistente y estable, los edificios sufren menos daños y las reparaciones son más fáciles. De igual manara, los seres humanos tenemos “cimientos” donde descansa nuestra infraestructura personal o personalidad. Estos “cimientos humanos” son nuestro componentes biológicos: los genes, el temperamento y el carácter de cada quien. Si tales elementos son firmes, resistentes y estables la persona superará la crisis mas fácil y rápidamente; pero, si son inestables o débiles se hace mas difícil recuperarse.
El trabajo reconstructor:
Después de un terremoto, suele quedar una buena parte de la ciudad destruida; así sucede con las personas cuando sufren una crisis: psicológicamente quedan desorganizadas. Luego, la mayoría de las veces, se inicia un trabajo de reparación o reconstrucción de las cosas. Si el trabajo reconstructor es organizado, disciplinado, eficiente, efectivo, paciente y continuo la reparación va a ser mas rápida y solida. Suelo decirle a mis pacientes que la fórmula del éxito es P+P+P+T. Lo que quiere decir: Prudencia+Perseverancia+Paciencia+Tolerancia.
Prudencia al momento de establecer un pronóstico, ya que si el pronóstico es sombrío vamos a tener una actitud negativa ante la situación. Si pensamos “eso no tiene remedio”, tal pensamiento no permitirá que luchemos con todas nuestras fuerzas.
Perseverancia en el tratamiento indicado. Los tratamientos no suelen actuar de forma inmediata, por el contrario tardan algún tiempo en dar resultados favorables y estos buenos resultados aparecen de forma paulatina o progresiva, con mejorías y recaídas, a saltos, con altibajos.
Paciencia como consecuencia de lo de lo que acabamos de señalar. Es muy importante esta paciencia ya que nos permitirá esperar lo suficiente para que se produzca una recuperación adecuada.
Tolerancia. Nótese que hemos dicho “recuperación adecuada” y no recuperación total por que, generalmente, después de una crisis intensa nunca volvemos a ser lo que éramos antes. Quedaremos con algunos defectos y tendremos que aprender a ser tolerantes con ellos, como a alguien a quien se le fractura un hueso, le ponen una prótesis, etc.
Los apoyos externos que se tengan.
Al igual que las ciudades cuando sufren un terremoto, que muchas veces, necesitan de otros países para salir adelante, las personas que sufren una crisis dependerán, en gran medida, del apoyo que le den sus familiares, amigos o personal sanitario. En algunas oportunidades quedan tan devastadas que no se podrán valer por si mismas, en otras ocasiones, de crisis menos intensas, el apoyo externo no será tan determinante, aunque siempre es conveniente recibir ayuda de cualquier tipo, pero sobre todo apoyo psicológico. Las personas con ayuda familiar oportuna y adecuada, y asistencia médica y psicológica tienen mayor oportunidad de superar las crisis más prontamente. La familia puede ayudar:




Muchas veces las personas que sufrieron la crisis, como las ciudades que sufrieron un terremoto, no van a quedar iguales.
Les quedaran secuelas, que son defectos permanentes en algunas áreas de su arquitectura: en sus creencias, en gustos y en sus hábitos.
La persona deberá adecuar estas 3 áreas de su personalidad a su nueva realidad. Adecuarse significa que debe ser flexible, adaptable.
Pero si algo positivo puede quedar es la experiencia y el conocimiento o aprendizaje que deja. Las crisis nos pueden enseñar como somos por dentro, cuales son nuestras debilidades, lo cual es muy importante. Aprenderemos de nuestros conflictos más profundos que nuestras defensas no fueron lo suficientemente eficientes y que debemos realizar muchos cambios internos. Empezando por conocernos a nosotros mismos:
“Quien conoce a los hombres es hábil / Quien se conoce a sí mismo es sabio/ Quien vence a los otros, es fuerte / Quien se vence a sí mismo es poderoso/ Quien se conforma con lo que tiene, es rico / Quien mantiene su propósito, es firme” (Lao Tse, Tao Te Kin)
Dr. Ricardo Castro
Tel celular 0414 469 1975 y 0412 343 1975
E-mail: ricardo.castro@medfile.info
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